La curación húmeda es el estilo de curación y cuidados que generalmente se recomiendan durante el proceso de cicatrización de un tatuaje. Implica higienizar la zona y aplicar crema hidratante varias veces al día, durante las primeras dos o tres semanas de curación.
A continuación te contaremos más detalles sobre la cicatrización húmeda, cuál es la diferencia con la cicatrización seca y cuáles son las ventajas y los riesgos de cada una de ellas.
Tabla de contenidos
¿Qué es la curación húmeda de un tatuaje?
Como mencionamos, la curación húmeda es aquella que implica lavar e hidratar la zona del tatuaje varias veces al día durante el proceso de cicatrización. Este tipo de curación generalmente es el más recomendado por los profesionales, para favorecer una sanación más rápida y proteger el diseño de las alteraciones que pueden suceder si la cicatrización no es buena.
¿Qué es la cicatrización seca?
La curación y cicatrización seca de un tatuaje es un método en el que no se aplica ningún tipo de crema o loción sobre la zona. Simplemente se lava el área con agua y jabón, se seca y se deja expuesta para que sane por sí misma.
Puede parecer buena idea dejar que el cuerpo haga su trabajo y no aplicar ningún producto sobre el tatuaje. A quienes aconsejan este método generalmente les preocupa que las fragancias o el alcohol que pueden estar presentes en algunas lociones irriten la zona.
Sin embargo esta opción de cicatrización presenta varias desventajas.
¿Qué pasa si un tatuaje se seca demasiado?
Si el área de la piel en la que se realizó el diseño no se hidrata, podría resecarse, causando:
- Descamación excesiva
- Formación de costras
- Sangrados
- Cicatrización más lenta
- Caída de las costras antes de tiempo
Estos problemas pueden afectar el diseño del tatuaje a largo plazo, provocando:
- Cambios de color
- Pérdida de color
- Presencia de cicatrices
- Distorsión del diseño original
Para evitar estos problemas y favorecer una rápida cicatrización del tatuaje, preservando el diseño para que luzca muy bien, generalmente los tatuadores recomiendan el método de curación húmeda.
Cómo se realiza la curación húmeda
La curación húmeda consiste en aplicar una crema o loción hidratante en la región del tatuaje, dos o tres veces por día durante los primeros días, para evitar que la piel se reseque y aparezcan complicaciones por la sequedad de la piel.
Antes de aplicar la crema, la zona debe lavarse con abundante agua y jabón. Después hay que secar el tatuaje con pequeños toquecitos de una toalla, preferentemente descartable. Cuando la región está seca, se debe aplicar una capa fina de crema o loción hidratante. Esto debe repetirse dos o tres veces al día, durante los primeros días de curación.
Es importante utilizar la loción que te haya recomendado el tatuador. Generalmente se trata de cremas o lociones sin fragancia y sin alcohol, que favorecen la cicatrización del tatuaje.
También es posible que durante los primeros días el tatuador recomiende envolver el tatuaje con un apósito o film plástico para conservar la humedad y evitar que la ropa u otros elementos dañen la zona.
Puedes leer más sobre los cuidados que necesita un tatuaje en este artículo.
Riesgos de la curación húmeda y cómo evitarlos
Aunque es el método más recomendado, la curación húmeda también puede conllevar riesgos, especialmente si no se realiza de forma adecuada.
Es importante que la piel esté bien seca al momento de aplicar la crema y que la capa que se aplica sea fina. Si la piel está húmeda y se aplica una capa de crema demasiado gruesa o hay costras, es posible que la humedad quede retenida debajo de la piel y que no tenga hacia dónde salir, provocando un tatuaje “burbujeante”.
Además, la humedad acumulada puede favorecer la aparición de infecciones.
Para evitar estas complicaciones, simplemente debes lavar y secar bien el tatuaje antes de colocar la crema, especialmente si se han formado costras. Cuando la zona esté bien seca, aplicar una fina capa de loción o crema, siguiendo las instrucciones del tatuador.